Yamil Corrales | 18 FEBRERO 2013
Ultimo adiós a Julia Pastrana
Julia Pastrana, ya descansa en su natal Sinaloa de Leyva y en un acto encabezado por el gobernador Mario López Valdez y cientos de habitantes de la comunidad donde fueron sepultados los restos traídos desde Oslo, Noruega, después de años de gestión por parte de la investigadora Laura Anderson Barbata.
No más Julias Pastranas, no más falta de respeto a la dignidad humana y a los derechos humanos", dijo López Valdez durante el acto oficial en donde los restos mortales de la mujer fueron depositados en el panteón municipal de esta cabecera.
Ante la presencia de medios de comunicación locales, nacionales e internacionales, funcionarios estatales y municipales, y decenas de habitantes de esta comunidad, el ataúd de color blanco en el que fueron enviados desde Oslo los restos de Julia Pastrana, fue recibido en la plazuela local en donde se rindió un emotivo y respetuoso homenaje.
Al participar en el homenaje, la principal luchadora de la repatriación de la sinaloíta, Laura Anderson Barbata, destacó que lo que le pasó a Julia Pastrana le duele a todo un pueblo.
Lo que hacemos hoy, dijo, es más que un acto religioso, es un acto de dignidad para un estado, para un país y para la humanidad. Es una lección de vida, es contribuir a un futuro justo para todos.
¿Quien fue Julia Pastrana?
Julia Pastrana nació en Sinaloa en 1834 y fue criada como sirvienta en la casa del gobernador Pedro Sánchez. Al cumplir 20 años, aunque no tenemos claro cómo sucedió, comenzó a exhibirse en el Gothic Hall de Nueva York. Lo más probable es que Pastrana haya sido vendida por sus patrones al empresario Theodore Lent (un probable delincuente que huía con un nombre robado y del que no se ha encontrado registro alguno, ni sabemos cómo llegó a México ni la manera en la que compró a Julia Pastrana) quien la promocionó, con su espectáculo de música y danza, alrededor del mundo.
Pastrana medía 1.37 de estatura, tenía facciones simiescas y era poseedora de un vello oscuro y grueso que le cubría todo el cuerpo. Los científicos aseguraban que se trataba de un híbrido de humano y orangután. Sin embargo, la muchacha hacía alarde de una voz celestial. Cantaba prodigiosamente con su timbre mezzo-soprano y tocaba la guitarra. Eso le había valido al menos una veintena de pretendientes.
La mujer simio se casó con el empresario que la compró. Ella se esforzaba por tenerlo contento, hacía su papel de fenómeno humano con tal de que su marido obtuviera buenos ingresos. En 1857 viajaron a Londres donde tuvieron una gira muy lucrativa; después salieron rumbo a Berlín y ahí obtuvieron mucha publicidad.
Un digno entierro, y por fin descanso...
Un siglo después de su muerte, en 1973, parecía que Julia encontraría por fin descanso: el obispo de Oslo, Ridar Kobro, exigía un ritual católico para enterrar las momias, pero el dueño en turno, pese a la prohibición de exhibir cuerpos humanos, decidió conservarlos. Las momias fueron abandonadas dentro de una camioneta, robadas, dañadas, arrojadas a una zanja en donde el pequeño de Julia fue devorado por ratones. Julia desapareció. Nadie volvió a saber de ella hasta 1990, cuando se descubre que el cuerpo de Pastrana estaba en el Instituto de Medicina Forense de Oslo.
Tras largos trámites y estrictas condiciones, la Universidad de Oslo ha repatriado el cuerpo de Julia Pastrana —ya separada de su hijo. Este lunes 11 de febrero de 2013 Julia regresó a su natal Sinaloa. Al día siguiente, martes 12, a mediodía, se ofició una misa de cuerpo presente en la Iglesia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago de Culiacán, para después dar cristiana sepultura a la que también fue conocida como “la mujer más fea del mundo”.
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