Despiden al padre del escultismo en Sinaloa

Aníbal Quetzaltotol Macías Valadez Juncal: el padre del escultismo en Sinaloa

Hace más de 68 años, un joven de 20 años llegó desde la Ciudad de México con un sueño y una misión: llevar el escultismo a un lugar donde aún no existía. Su nombre era Aníbal Quetzaltotol Macías Valadez Juncal, conocido cariñosamente como Oso Pata Larga, y su legado sigue vivo en el movimiento Scout de Sinaloa.

El inicio de un movimiento
En 1955, Aníbal arribó a la ciudad de Los Mochis, proveniente del Grupo 18 de la Asociación de Scouts de México, A.C. Al descubrir que no había actividad Scout en la región, decidió tomar acción. Poco después de su llegada, realizó una excursión a los cerros de Topolobampo y acampó en la hermosa Bahía de Ohuira, lugar que lo inspiraría profundamente y que más tarde daría nombre a la Tropa Ohuira.

Determinado a sembrar las primeras semillas del escultismo en Sinaloa, Aníbal encontró en la secundaria I.M.A. a Francisco Javier Chávez Guerrero, un entusiasta que compartía su interés por formar un grupo Scout. Con una patrulla inicial llamada Pumas y el apoyo de nuevos miembros como Mario y Juan Shelly, Nazario Apodaca Fierro, y otros jóvenes, comenzaron las primeras juntas en un pequeño local en el callejón Juan de la Barrera, cerca del antiguo Cine Rex.

El crecimiento del escultismo en Sinaloa
El 22 de febrero de 1957, la Tropa Ohuira del Grupo Uno obtuvo su registro oficial ante la Asociación de Scouts de México, A.C., convirtiéndose en parte de la Provincia 16, con sede en Hermosillo. Este fue un hito que marcó el inicio del movimiento Scout en el estado.

Patrullas como Venados, Cuervos, Águilas y Halcones se unieron rápidamente, utilizando como sede el hogar ofrecido generosamente por los señores Charly y Polly Young en la Calle Cárdenas.
Con el tiempo, el movimiento creció exponencialmente, guiado siempre por los valores que Aníbal promovía: amor al prójimo, compromiso, fraternidad y esperanza.

Un legado de servicio y lealtad
Durante más de seis décadas, Aníbal estuvo acompañado por su familia Scout en el Parque Sinaloa, donde inspiró a cientos de jóvenes a vivir bajo el lema "Siempre Listos". Su vida fue un ejemplo de servicio desinteresado y dedicación, dejando una huella imborrable en la comunidad.

Hoy, gracias a su visión y esfuerzo, el escultismo en Sinaloa continúa formando personas íntegras y comprometidas con la sociedad. Los valores que Aníbal transmitió siguen siendo el cimiento de generaciones de Scouts que, con orgullo, honran su legado.

Hasta siempre, Oso Pata Larga. Tu espíritu Scout vive en cada uno de nosotros.

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