¿Cuáles son los mejores cubrebocas para evitar la propagación de Covid-19?
Investigadores de la Universidad de Duke han desarrollado un aparato óptico sencillo y económico que permite medir la capacidad de una mascarillas de bloquear las gotitas respiratorias que contagian la COVID-19, al hacerlas visibles mediante luz láser y contabilizarlas mediante un algoritmo informático.
Los expertos comprobaron con este método que las mejores cubiertas faciales son las mascarillas N95, sin válvulas, de grado hospitalario, que utilizan los trabajadores de atención médica, y que las mascarillas quirúrgicas o de polipropileno también funcionan bien para bloquear las emisiones de gotitas.
Los expertos en salud pública coinciden en que las mascarillas, también denominadas barbijos o tapabocas, son una herramienta fundamental para reducir la propagación de la COVID-19, pero advierten que no todas las versiones de estos elementos de protección son igualmente efectivas.
Mediante el uso de esta tecnología se observó que algunos modelo ofrecen un rendimiento que se acerca al de las mascarillas quirúrgicas estándar, mientras que algunas versiones de mascarillas alternativas o caseras ofrecen muy poca protección. Sin embargo, los pañuelos para la cabeza (bandanas) y los vellones para el cuello (‘neck fleeces’), así como los pasamontañas, no bloquearon mucho las gotitas expelidas al hablar, según estos investigadores.
Los 5 cubrebocas que mejor funcionaron fueron:
1.- N95: Estos son por mucho las mascarillas más eficientes, al no dejar pasar las gotas que se producen, incluso al hablar.
2.- Quirúrgicas de tres capas: también son usadas por los trabajadores de la salud de primera linea, su efectividad es sobresaliente.
3.- Polipropileno mezclado con algodón: Este tipo de mascarilla se comercialia para médicos y para la población en general, mostró una elevada eficacia.
4.- Polipropileno: Aunque no es tan eficaz como la que está mezclada con algodón, puede ser usada debido a su alto nivel de protección.
5.- MaxAT: Mascarilla de una capa: aunque cuenta con una sola capa, el estudio demostró que sus fibras son tan cerradas que resultan efectivas para evitar la propagación del virus.
“Usar una mascarilla es una manera simple y fácil de reducir la propagación de la COVID-19 al detener las gotitas respiratorias antes de que lleguen a otra persona, pero es importante que las empresas que las suministran al público y los empleados tengan buena información sobre los productos que ofrecen para garantizar la mejor protección posible”, recalca Westman.