El Movimiento “Black Lives Matters” y la conquista por los derechos civiles
Los primeros africanos en llegar a América eran hombres libres, y dieron sus primeros pasos en este continente en el actual territorio de República Dominicana. Cuando los reyes católicos de España dieron la orden de llevar esclavos a las colonias españolas para trabajar en las plantaciones, fue que comenzó una historia de esclavitud, desigualdad y racismo que a 400 años de que comenzara y más de 150 de que quedara abolido, sigue estando vigente en muchas forma.
La lucha por los derechos de las minorías en la primera potencia del mundo, Estados Unidos, tiene un largo recorrido histórico. Uno de los más recientes movimientos, que además cuenta con la peculiaridad de haber nacido a través de las redes sociales, es el de Black Lives Matter (en castellano, “Las Vidas Negras Importan”). Este movimiento vuelve ahora a la actualidad por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco el pasado 25 de mayo en Minneapolis. El vídeo de su detención ha desembocado en los peores disturbios de las últimas décadas.
Todas las vidas importan por igual, no una por encima de otra como hasta este 2020, ha sido: la vida de una persona blanca, al menos para la policía de Estados Unidos, vale más que la de un persona de raza negra.
El movimiento de #BlackLivesMatter surgió en 2013 gracias a Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi, tres activistas mujeres que vieron en un caso específico, la historia de racismo e injusticias en las que se ha construido Estados Unidos.
Un movimiento que nació en las redes, a través de un hashtag en una publicación en Facebook y como consecuencia de un caso concreto de violencia impune contra un joven negro, ha logrado la notoriedad global en un momento convulso. Este resurgir del movimiento por los derechos civiles, que comenzó a mediados del pasado siglo tras la muerte violenta de Emmett Till, tiene otros nombres propios y constituye el recuerdo de que la lucha nunca termina. La muerte de George Floyd en 2020, bajo el mandato de Donald Trump, es un ejemplo perfecto.
Así que hemos de voltear a ver la historia, la de la humanidad, y ver en ella que somos todos los que participan en los ejercicios de desigualdad. Nadie, estamos seguros, alzaría la mano dispuesto a recibir el mismo trato que una persona negra en Estados Unidos, pero tampoco que un indígena en México o una mujer en Latinoamérica… si no queremos para nosotros lo que sabemos que está mal, ¿por qué permitimos que siga existiendo?
Por Steve Bojórquez 6681 12 95 00