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Tal vez no seas mayor de 20 años pero estoy casi seguro de que alguna vez has escuchado su nombre, Charles Chaplin, Sir Charles Spencer «Charlie» Chaplin quien fue un actor, humorista, compositor, productor, director y escritor británico del siglo XX.
Fue uno de los actores más reconocidos durante la primer mitad del siglo XX, quien se hizo especialmente famoso una vez culminada la segunda guerra mundial, y en donde rodo uno de sus filmes más famosos titulado “El gran dictador”, entre muchos otros más. Chaplin demostró su gran capacidad como orador, actor, escritor y productor.
Es aquí, cuando nace el escrito de “Cuando me amé de verdad”, una carta del reconocido actor hacia sí mismo, en donde hace un recuento de la gran fortuna que es el amarse a sí mismo, no con el afán del egocentrismo o narcisismo, sino por el simple hecho de que para poder crecer espiritualmente, físicamente y emocionalmente, es necesario amarse a sí mismo para poder compartir este gran amor para con los demás.
Aquí la carta de Charles Chaplin:
Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
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